domingo, 12 de enero de 2014

La bandera no te pertenece

Hoy comienzo ésta entrada con la esperanza de desenredar una madeja de ésta mente inquieta, infatigable que busca constantemente el porqué de todo cuanto le rodea, oigo y veo. Es la actitud de aquellos que se erigen como eruditos en luchas sociales, criticando a todo aquel movimiento que surge nuevamente, con fuerza, del espíritu de lucha obrero con la esperanza de cambiar y conseguir logros para la clase trabajadora. Inexplicablemente los eruditos parecen haber olvidado sus inicios, semejantes a los nuevos de hoy, cuando caminaban con la misma iniciativa, buscando el mismo fin. Pero para ellos ya no es igual, éstos nuevos revolucionarios son vistos como payasos, como torpes incautos que desconocen las leyes necesarias para poder estar a su altura, dejando muy a las claras, por desgracia, que han fracasado, porque hay personas queriendo cambiar lo que ellos no han sido capaces en éstos años que han ido pasando. Disfrutan ridiculizándolos, creen tener la  verdad absoluta y casi sin darse cuenta han instaurado el pensamiento único como forma de proceder.
Una de las causas más importantes en la pérdida de apoyos que sufren ciertas organizaciones pro-defensa de los trabajadores es la extrema burocratización, dejar en el olvido las movilizaciones, la espontaneidad, y sobre todo, dar por sentado que la única forma de luchar contra las injusticias o las desigualdades, es limitarse a la tramitación de denuncias de sus macro gabinetes jurídicos. A veces es necesario ser capaz de romper las reglas para conseguir avanzar, salir de lo preestablecido para recuperar la confianza en los movimientos sociales, en definitiva, retrotraernos a nuestros inicios, recordar cuáles eran nuestras metas para transmitir la ilusión del que comienza una época de cambios con toda las fuerzas y esperanzas.

Para aclarar un poco lo que intento transmitir os dejaré un ejemplo que creo se puede asemejar con facilidad; Cuando comenzamos las clases prácticas para obtener el permiso de conducción estamos nerviosos, deseosos de conducir solos, de ser capaces de circular entre la marea de vehículos de las grandes ciudades, nos irrita bastante que los demás vehículos al ver la placa de novel nos recriminen sin motivo aparente haciendo sonar el claxon etc. Pero una vez pasan los años y obtenemos experiencia al volante si fuese por nosotros jamás habría personas que pudiesen obtener el permiso de conducción.

Pues así es la vida, cuando queremos avanzar luchamos contra viento y mareas y cuando conseguimos un mínimo de estatus todo aquel que viene empujando lo vemos como una amenaza.

Otra de las cuestiones sorprendentes en la desvirtuación ideológica es la defensa a ultranza hacia aquellos que roban, extorsionan y anteponen su bienestar  al general aun siendo representantes de ciudadanos. Abanderan siglas con las que no comulgan, dejándolo demostrado con sus actos. Pues aun así hay quienes los defienden argumentado que sus siglas son tal o cual. Pues lo siento, pero no, un profundo no, no trago. Hoy día los peronistas argentinos en nada tienen que ver con los que iniciaron el movimiento primigenio al igual que los que dicen ser socialistas españoles tampoco defienden a nuestra clase trabajadora. Se han erigido como la organización pro obreros por el simple hecho de portar unas siglas, pero, nos queda muy  claro que solo como mero instrumento mercantil, como si de una marca registrada se tratase, vendiendo un producto sin ánimo  de lucro con un fin social, pero enmascarando una macroempresa que cotiza en el mercado de valores con cuentas en paraísos fiscales.





Como clara referencia a que nada es casual, que todo lo tienen premeditado y es cíclico por decisión de quienes manejan los hilos comparto unos datos históricos sacados del libro “Los Masones” de César Vidal:por sí solo, sirve para explicar el desarrollo tan diferente seguido por la democracia en el mundo anglosajón y en el resto de occidente.
La Biblia (y al respecto las confesiones surgidas de la Reforma fueron muy insistentes) enseña que el género humano es una especie profundamente afectada en su fibra moral como consecuencia de la caída de Adán. Por supuesto, los seres humanos pueden hacer buenos actos y realizar acciones que muestra que, aunque empañadas, llevan en sí la imagen y semejanza de Dios. Sin embargo, la tendencia al mal es innegable y hay que guardarse de ella cuidadosamente.  Por ello, el poder político debe dividirse para evitar que se concentre en unas manos (lo que siempre derivará en corrupción y tiranía) y  debe ser controlado. Esta visión pesimista (¿o simplemente realista?)de la naturaleza humana ya había llevado en el siglo XVI a los puritanos a concebir una forma de gobierno eclesial que, a diferencia del episcopalismo católico o anglicano, dividía el poder eclesial en varias estancias que se frenaban y contrapesaban entre sí evitando la corrupción.”
A día de hoy podemos observar que se siguen dando las mismas circunstancias, que el bipartito PP-PSOE organiza, legaliza y crea leyes pertinentes para asegurarse la perpetuación en el poder, frenando a posibles insurgentes, siendo el máximo exponente de la mentalidad a día de hoy del conductor que ha olvidado…sus días de autoescuela.




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